A día de hoy más de medio millón de trabajadores siguen protegidos por un ERTE. Es la sexta parte del máximo, en lo más crudo de la pandemia, y pertenecen a sectores que tienen difícil reactivarse como las arolíneas, las discotecas o los fuegos artificiales.
Mantener abierto este paraguas para salvar el empleo ha costado unos 40.000 millones de euros. En concreto, son 570.000 las personas que se mantienen todavía en ERTE. La mayoría pertenecen a actividades turísticas que no han podido levantar cabeza desde que empezó la pandemia. Hablamos, por ejemplo, de los empleados de hoteles: prácticamente la mitad, unos 100.000 siguen en ERTE. O del sector aéreo, donde 4 de cada 10 continúan bajo esta protección.
Si miramos al mapa encontramos una situación similar: el turismo marca el grado de depencia de este mecanismo. En Canarias, el 13% de sus trabajadores está en ERTE, mientras que en Baleares el porcentaje se sitúa en el 8%. Son números altos, pero lejos del pico de 3.600.000 personas que se alcanzó en abril del año pasado. En total, la factura asciende a 40.000 millones de euros hasta el mes de mayo. Eso sí, cabe recordar que Europa nos ha hecho un préstamo de 21.000 millones de euros para sufragar parte del gasto.