La extrema derecha en la Unión Europea se encuentra dentro de ocho ejecutivos y es una presencia permanente en la política, pero con matices diferentes: más o menos nacionalista, más o menos xenófoba y más o menos antisemita.
En Hungría y Polonia los ultranacionalistas gobiernan, aunque no se consideran a sí mismos de extrema derecha. En Italia y en Austria los extremistas de derecha eran socios de gobierno hasta hace unos meses. En Alemania son el primer partido de la oposición, con más de un 20% en las últimas elecciones generales. En Francia, en las últimas elecciones presidenciales, Marine Le Pen consiguió uno de cada tres votos.
Su influencia se nota sobre todo en políticas de inmigración cada vez más restricitvas, en culpar a los inmigrantes del mal funcionamiento de los servicios sociales y en un acento en las peculiaridades nacionales sobre las europeas.