Ucrania denuncia que entre las muchas barbaridades cometidas por Rusia está también la colocación de minas antipersona que impiden que los civiles puedan desplazarse o que llegue la ayuda humanitaria. Según el Ministerio de Exteriores, unos 80.000 kilómetros cuadrados están sembrados de estos artefactos y cerca de 500 especialistas están trabajando en desminarlo, un proceso que puede llevar años.
Es imposible volver de forma masiva a las ciudades liberadas porque es un peligro por la forma en la que el ejército ruso ha dejado las minas, asegura Volodymyr Demchuk, director del Servicio de Emergencias ucraniano. Y explica que, al entrar en las ciudades que han sido liberadas, comprueban que han utilizado materiales explosivos que determinan crímenes de guerra como las minas antipersona que están prohibidas por las convenciones internacionales o bombas racimo.
Informan Carmen Julia Hernández y Luis Montero, enviados especiales a Leópolis.