Unos 100 millones de personas en todo el mundo se ven obligadas a huir de sus países de origen, como le pasó a Hamoudi Kanté, que consiguió entrar en Melilla el día que cumplió 17 años. Tras casi un centenar de intentos fallidos y de "ver como mucha gente se queda en el camino", la vida que le esperaba en España tampoco era fácil. "Lo que tenía en la cabeza es que mi trabajo sería recoger aceitunas o trabajar en el campo. Nunca llegué a imaginar que iba a trabajar como ayudante de electricista", nos cuenta.
En este Día Internacional del Migrante, Hamoudi denuncia que la policía no te escucha y que no tienen derechos para denunciar lo que sufren. Para él, cruzarse con la Fundación Pueblos Unidos le cambió la vida. "Con una ayuda y sin tantas trabas burocráticas, consiguen los objetivos y aportan a España una riqueza brutal", expresa Marta Sánchez, abogada del programa Baobab. Ahora, Hamoudi acaba de aprobar el teórico del carné de conducir y ya piensa en estudiar un grado medio.
Informa Minerva Oso