El Gobierno reabre el debate sobre el papel de la inmigración y su inserción en nuestro mercado laboral, al anunciar cambios en el Reglamento de Extranjería. Estos cambios pretenden facilitar la contratación de trabajadores extranjeros en puestos de trabajo que no se ocupan con mano de obra nacional, pero los sindicatos creen que esa medida puede dañar la calidad del empleo.
UGT y Comisiones Obreras critican que no se haya contado con ellos para esta reforma y tildan la reforma de clasista porque, a su juicio, implica que unos migrantes son más aceptables que otros. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, defiende la medida y explica que debe ser compatible con la "dignificación de las condiciones de trabajo": "Un equilibrio entre que las personas que vengan a nuestro país lo hagan bajo las condiciones de un contrato de trabajo que esté ordenado y que, por otra parte, podamos atender necesidades del mercado laboral".
Informa Mónica Marhuenda