Olga Díaz Escalona, subdirectora de Inclusión Social Cruz Roja Española, y Francisco Lorenzo, director del Área de Acción Social de Cáritas Española, han indicado que en marzo “no podíamos prever lo que ha ocurrido y no habíamos generado músculo suficiente para amortiguar el golpe”.
Las peculiaridades de esta crisis, han señalado, son la fuerte demanda de necesidades básicas sin cubrir y cuestiones relacionadas con el confinamiento y la soledad.
“En el fondo, las colas del hambre son la manifestación de unas debilidades que ya existían”, ha sostenido Lorenzo. “Es triste podernos acostumbrar a verlas”, ha lamentado. Desde Cruz Roja, donde han atendido a más de tres millones de personas durante la crisis sanitaria, han comentado los dos perfiles de los solicitantes de ayuda: personas vulnerables que ya atendían. aunque la crisis ha cronificado su vulnerabilidad, y personas en situación normalizada que se han quedado sin empleo o están en ERTE. “El 67% son mujeres, el 49% son personas mayores, el 75% tienen estudios primarios y el 70% viven en municipios de más de 10.000 habitantes”, ha explicado Díaz.