Una historia de malas cabezas, un crimen de aficionados, de una crueldad innecesaria, un plan de esos que solo pueden salir mal. Es 1924, Viernes Santo. El Expreso de Andalucía contaba con un vagón de Correos que transportaba la correspondencia que llegaba de toda Europa y que luego era embarcada con rumbo al Norte de África y a Gibraltar. En sus sacas eran trasladadas las nóminas de las empresas coloniales y los fondos para sus gastos. Los viernes, como el 11 de abril de 1924, el dinero que viajaba en el Expreso de Andalucía crecía exponencialmente. Al llegar a la estación de Córdoba, el ordenanza accedió con la Guardia Civil al interior del vagón de Correos y encontraron a Santos Lozano y a Ángel Ors en un charco de sangre. La escena revelaba una gran violencia. Pedro Águeda, en 24 horas de RNE, relata un nuevo capítulo de la crónica negra española.