Uno de los reyes españoles que menos destacan en los manuales de historia, aunque su reinado tuvo algunos importantes logros, es Fernando VI. El rey enloqueció tras la muerte de su esposa, Bárbara de Braganza. Ahora, una investigación del neurólogo Santiago Fernández Menéndez concluye que su demencia se debió a un daño cerebral, y no a un episodio depresivo.
El monarca forma parte de la ilustre nómina de reyes locos de nuestro país, aunque sería injusto recordarle solo por eso porque su reinado fue, en general, pacífico y además el país se modernizó, se impulsaron las bellas artes y se pusieron en marcha algunos proyectos que luego pudo ver florecer su hermano, Carlos III, bastante mejor y más mimado por la historiografía.
A medida que avanzaba su reinado se evidenciaban dos problemas relacionados entre sí: por un lado la falta de hijos, y por otro la perspectiva cada vez más cerrada de que los hubiese porque la reina enfermó. Bárbara de Braganza murió el 27 de agosto de 1758. Por entonces a Fernando VI le quedaba un año de reinado, el conocido como “el año de la locura” o “el año sin rey”. El mismo día en el que murió su esposa tomó la decisión de recluirse en el castillo de Villaviciosa de Odón para nunca más salir. Después de la muerte de Fernando VI un importante reinado comenzaba, el de Carlos III, y otro quedaba en un discreto olvido. Luis Zaragoza hace un repaso por la historia del reinado de "Fernando VI, un rey loco pero no tanto", en un nuevo episodio de En algún lugar del tiempo.