Moscú no da tregua en Mariúpol. La ciudad ucraniana sigue asediada por el Ejército ruso. El bombardeo al hospital infantil que ha causado la muerte de un niño ha conmocionado a una población exhausta, que no tiene luz, ni agua, ni comida y que no puede escapar. Olexander, un trabajador de Médicos sin Fronteras, describía así la situación en la ciudad: “No queda agua potable en ningún sitio, hay personas que recolectan nieve en las terrazas para transformarla en agua”. Tampoco puede entrar ayuda humanitaria y esto afecta especialmente a los mayores, las personas más vulnerables y a los niños. Los habitantes de Mariúpol viven una situación crítica bajo las bombas. Las autoridades aseguran que más de 1.200 civiles han muerto en los últimos días en la ciudad.
Informa Guillaume Bontoux.