Este jueves, se cumplen 42 años del asalto a la embajada de los Estados Unidos en Irán. Medio centenar de funcionarios norteamericanos cautivos en la embajada durante 444 días. Un conflicto diplomático que quebró las relaciones entre ambos países y que no se han recuperado en estas cuatro décadas.
La ruptura del pacto nuclear en 2018 por el gobierno de Donald Trump es el paso diplomático más evidente en la ristra de desencuentros, de afrentas y amenazas. Pero no es el más reciente. El asesinato en Irak, en una operación militar de un general de división iraní, de Qasem Soleimani, en 2020 elevó al máximo la tensión entre ambos países. El pacto nuclear de 2015 firmado por EE.UU., Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania, limitó el desarrollo de armamento nuclear en Irán a cambio del alivio de las sanciones económicas al país. Europa trata de ejercer como puente para recuperar ese acuerdo. El próximo 29 de noviembre van a reanudar las negociaciones. Para el gobierno de Israel, la posibilidad de que Irán se convierta en potencia nuclear es una amenaza directa contra su existencia como nación. Mantienen lo que se denomina una guerra en la sombra, cuyo principal escenario de choques es el Golfo de Omán. Otro punto es el que enfrenta a Irán y a Arabia Saudí por la influencia en la zona y que tiene, además, raíces en las distintas ramas predominantes del islam: chiita en Irán y sunita en Arabia Saudí.
Entre los grandes aliados de Irán en el tablero internacional está Moscú. Desde la caída de la Unión Soviética, trabajan de forma coordinada para tratar de limitar la influencia de Estados Unidos en Asia Central.