2015 fue el año en el que casi un millón de personas llegó a Europa, sobre todo a través del Egeo, y en su mayoría huyendo de la guerra de Siria. También el año en el que los países europeos se retrataron: unos abriendo sus fronteras, otros cerrándolas. Gabriel Herrero, corresponsal en Berlín, asegura en 24 horas de RNE que "Merkel tomó la inciaitva en contra de una parte significativa de Alemania, y de otros países", y añade: "las cosas han mejorado notablemente en los últimos cinco años".
Cristina Sánchez, corresponsal para Oriente Próximo, describe gráficamente cómo vivió esos momentos: "En 2015 vi como un pedazo de guerra llegaba a Europa". En el viejo continente, María Carou, corresponsal en Bruselas, considera que "las secuelas se siguen viviendo a día de hoy", y que "fue un tema que tensó y dividió a los socios Europeos". Entre ellos, uno de los que recibió el mayor peso aquellas rutas migratorias fue Italia. De hecho, ese tránsito se desplazó hacia el Mediterráneo Central, "la ruta más peligrosa para llegar a Europa", tal como asegura Sagrario Ruiz de Apodaca, corresponsal en Roma: "Italia todavía reivindica el reparto en la acogida de los refugiados", ha asegurado.