Maixabel Lasa pierde en el año 2000 a su marido, Juan María Jáuregui, asesinado por ETA. Once años más tarde, recibe una petición insólita: uno de los asesinos ha pedido entrevistarse con ella en la cárcel de Nanclares de la Oca (Álava), en la que cumple condena tras haber roto sus lazos con la banda terrorista. A pesar de las dudas y del inmenso dolor, accede a encontrarse cara a cara con las personas que acabaron a sangre fría con la vida de quien había sido su compañero desde los dieciséis años.
“Todo el mundo merece una segunda oportunidad” ha declarado en 24 horas de RNE al ser preguntada por las razones para sentarse frente al asesino de su marido. También ha señalado que los terroristas tienen que cumplir condena “cerca de sus familiares”: “Ahora que no existe ETA no tiene sentido que los presos estén lejos del País Vasco, no es más que cumplir la ley”. Lasa ha defendido que la Ley de Victimas del Gobierno vasco “debería servir para todas las víctimas del terrorismo, no solo para las víctimas de ETA” y ha considerado que las diferencias entre las asociaciones de víctimas del terrorismo son “solucionables con voluntad política”: “No sé por qué se niega ese reconocimiento a personas que está demostrado que son víctimas”.