Durante casi 20 años, Bernard Madoff fue una de las figuras más influyentes de Wall Street. Llegó a presidir el mercado tecnológico Nasdaq y los fondos que gestionaba prometían altas rentabilidades. Pero en 2008, con la llegada de la crisis financiera, los inversores quisieron recuperar su dinero y se destapó el fraude. El dinero nunca se llegó a invertir, los documentos de compraventa de activos se falseaban y los beneficios se pagaban con los ingresos de nuevos clientes. Lo que se conoce como estafa piramidal o esquema Ponzi. Estafó 65.000 millones de dólares.
Las víctimas fueron tanto pequeños como grandes inversores, instituciones benéficas y personalidades como Kevin Bacon, John Malkivich o Steven Spilberg. Llegó a salpicar entidades españolas como el banco Santander, que había invertido más de 2.000 millones de euros, la segunda más perjudicada por el gurú de Wall Street.
En 2009, Madoff se declaró culpable de 11 delitos económicos. Ni la Comisión Nacional de Valores estadounidense, la SEC, ni el FBI habían descubierto hasta entonces una estafa que llevaba en marcha desde principios de los 90.
La condena fue de 150 años, la máxima posible, y así ha permanecido hasta el día de hoy, que ha fallecido a los 82 años en la prisión federal donde se encontraba.
Informa David Martínez.