El 11 de marzo se cumplen dos años desde que la Organización Mundial de la Salud declaró la COVID-19 como una pandemia. Desde entonces, Sudáfrica ha sido uno de los países más afectados por el virus. Allí, el confinamiento dejó sin trabajo a miles de personas en una situación crítica. Ante esta situación, las comunidades reaccionaron formando redes de apoyo vecinal.
Sindiswa se levanta todos los días a las cinco de la mañana para dar de comer a un centenar de niños y niñas de su barrio, la comunidad de Imizano Yethu, a apenas 20 minutos del centro de Ciudad del Cabo. “De repente, casi todos los vecinos perdieron su trabajo por el confinamiento y las familias no tenían qué dar de comer a sus hijos”, recuerda a las puertas de su casa. Aunque la gran embestida de la pandemia ya ha pasado, dice que seguirá haciéndolo durante toda su vida. Acciones como las de Sindiswa son ejemplo del ubuntu, una forma de vida y una idea de pertenencia comunitaria que se resume en algo así como “Yo soy porque somos”.
InformaSantiago Barnuevo, enviado especial de RNE a Ciudad del Cabo (Sudáfrica).