Domingo Guerra Pérez, párroco de El Paso, a sus 79 años ha vivido las tres últimas erupciones volcánicas en La Palma. De la erupción del San Juan, en 1949 guarda un "recuerdo de infancia" y se emociona al rememorar cómo lo salvaron sus animales: "Fue trágico porque explotó la bola de humo cuando estaba con mi padre y varias vacas. Como los animales no podían comer, los bajamos hacia la costa y la bajada fue trágica, no había linternas, la oscuridad era impresionante y caminamos, más de rodillas que de pie, guiados por las vacas". En 24 horas de RNE, ha señalado como, tras la erupción del volcán San Juan, muchos palmeros se vieron obligados a emigrar a Venezuela en pateras.
La erupción del Teneguía, en 1971, la recuerda como un regalo de la naturaleza": "Contemplamos la lava llegando al mar al atardecer, hicimos noche admirando ese espectáculo asombroso". Ha lamentado que ahora el volcán de Cumbre Vieja esté causando tantos daños: "Es mucho más potente que la erupción del Teneria, se mezcla la admiración a la fuerza de la naturaleza y el corazón encogido ante el daño que está causando".
Sigamos luchando porque la isla siga siendo verde y bonita. Si no somos nosotros los protagonistas, nadie vendrña a ponernos los garbanzos en el plato, debemos luchar por nuestra isla y asumir nuestro futuro, agradeciendo de ante mano toda la solidaridad que nos lleguemos. Los palmeros debemos creer en nosotros mismos”.