Mujer y astronomía
En el siglo XVI, Nicolás Copérnico situó al Sol en el centro del sistema Solar y a nuestro planeta danzando a su alrededor. Aquella revolución astronómica tendría continuación en las centurias posteriores. En el primer tercio del siglo XX, nuestra estrella dejó de ser el centro de la galaxia y la Vía Láctea se convirtió en una más de las miles y miles que pueblan el firmamento. Nació la idea del Big Bang y el Cosmos se amplió hasta límites insospechados. Y todo ello gracias -en buena parte-al trabajo durante mucho tiempo desconocido, de un grupo de mujeres anónimas. Miguel Ángel Delgado ha recreado la sociedad americana del XIX y la labor oscura y abnegada de ese grupo conocido como “El harén de Pickering”, en el Observatorio Astronómico de Harvard.
José Antonio López Guerrero nos ha informado de un estudio sobre las relaciones y posición social de los macacos y su influencia en el estado de salud. El doctor Pedro Gargantilla nos ha recordado como un médico polaco se inventó una epidemia de tifus para evitar la deportación de 8.00 judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Álvaro Martínez del Pozo ha dedicado su sección “Moléculas imprescindibles para la vida” a la Riboflavina, más conocida como vitamina B2. Carlos Briones ha analizado las condiciones de habitabilidad del exoplaneta más cercano (Próxima Centauri B), descubierto por un equipo liderado por el astrofísico español Guillem Anglada-Escudé. Con Javier Ablanque hemos viajado a 1859 para presenciar como el funámbulo Charles Blondin recorre los 335 metros que separan las dos riberas de las cataratas del rio Niágara, para analizar la física que hay detrás de este espectáculo. John Couch Adams fue un matemático y astrónomo inglés que ha pasado a la historia de la ciencia por haber predicho la existencia y la posición del planeta Neptuno utilizando únicamente las matemáticas como nos ha contado Nuria Martínez Medina en un nuevo capítulo de Historia de la Ciencia.