En los últimos años se han puesto de moda los llamados alimentos funcionales, aquellos que según la OMS, además de su composición nutricional contienen algún tipo de ingrediente que es bueno para la salud o previene el desarrollo de la enfermedad. Según Daniel Ramón Vidal, doctor en Biología y miembro de la Real Academia de Ingeniería, no basta con decir que un alimento es funcional. De acuerdo con la legislación vigente, hay que demostrar sus bondades mediante ensayos clínicos.
Hay alimentos directamente funcionales como por ejemplo el pescado azul, rico en omega 3, y otros que pueden ser modificados para que tengan beneficios para la salud, como por ejemplo, leche enriquecida con omega 3.
El concepto de alimento funcional nació en Japón en los años 80. Para garantizar una mejor calidad de vida a una población cada vez más longeva y ahorrar en gasto sanitario, el gobierno nipón puso en marcha el Programa FOSHU (Foods for Specified Health Use). Nosotros tenemos la dieta mediterránea, rica en alimentos funcionales y beneficiosos para todas las edades.
