Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte y discapacidad en el mundo según la Organización Mundial de la Salud. Solo en la UE 49 millones de personas viven con esta dolencia. Mejorar la calidad de vida de los pacientes es el objetivo del proyecto europeo BRAV3, el diseño de un dispositivo biológico que recupere parcialmente la funcionalidad cardíaca tras un infarto crónico. Este dispositivo recibe el nombre de BioVAD, del inglés dispositivo biológico de asistencia ventricular. Es un proyecto de cinco años de duración, financiado con ocho millones de euros, liderado por la Clínica Universidad de Navarra, en el que participan catorce instituciones europeas de cinco países. Entre ellas el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón de la Universidad de Zaragoza bajo la coordinación de Manuel Doblaré, miembro de la Real Academia de Ingeniería.
Este estudio internacional combina terapia celular y bioingeniería y tiene que afrontar numerosos retos en impresión 3D, en desarrollo de nuevos biomateriales y en la diferenciación y acondicionamiento de células madre. Para evitar el rechazo, las células cardíacas del dispositivo deben proceder del propio paciente. Obviamente, no se pueden obtener de un corazón dañado así que los investigadores extraen células de otros órganos como la piel y mediante técnicas de bioingeniería son transformadas en cardiomiocitos.
Los grupos que coordina Manuel Doblaré trabajan en el marcapasos del dispositivo y en el diseño de la malla donde serán implantados los cardiomiocitos.
Los investigadores están empleando el corazón del cerdo como modelo en los estudios preclínicos. Si todo marcha según lo previsto, el siguiente paso sería los ensayos clínicos con humanos.