El Hayedo de Montejo de la Sierra es un enclave singular de 125 hectáreas en el nordeste de la comunidad madrileña declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad. Se trata de uno de los bosques mejor conocidos y más estudiados gracias a un convenio de colaboración firmado en 1992 entre el ejecutivo autónomo y la Escuela de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid. Luis Gil, ingeniero de montes y miembro de la Real Academia de Ingeniería, ha dirigido las investigaciones.
La historia del hayedo se remonta al 23 de Julio de 1460 cuando los vecinos compran al conde de Sepúlveda el monte de El Chaparral (como se denominaba en el “Libro de Montería” de Alfonso X el Sabio). El monte se adehesó para el pasto del ganado y se cultivaron huertas para el abastecimiento de la población. Las distintas figuras de protección y la retirada del ganado permitieron una gran regeneración de las especies arbóreas entre las que sobresale el haya. De los 76.000 arboles censados en 1994 se pasó a 128.000 en 2005. La competencia era tan grande que en 2015 habían muerto 10.000 de esos árboles.
En las 125 hectáreas, en altitudes que varían entre los 1.300 y 1.550 metros y sobre un relieve de gran valor geológico, el Hayedo presenta una gran variedad de ambientes que se reflejan en una elevada diversidad de flora y fauna. El visitante se sorprende ante la abundancia de hayas, robles y rebollos varias veces centenarios. Este bosque alberga el 40% de las mariposas de la Península Ibérica. Las aves contribuyen a la dispersión de las bellotas, pero la gran sorpresa para el equipo de Luis Gil fue descubrir el importante papel del ratón de campo en la gran biodiversidad del Hayedo.
Una de sus mayores debilidades es su reducido tamaño por lo que cualquier política de conservación aconseja no solo preservarlo sino también expandir su área actual, en particular de las especies más sensibles, haya y roble albar, hacia el vecino monte de la Solana.