4.900 millones de personas en el todo el mundo tuvieron acceso a internet en 2021 según la Unión Internacional de Telecomunicaciones. La interconexión entre los diferentes ordenadores del planeta se amplía a las personas y los dispositivos. Es el llamado internet de las cosas. Como explica Juan Carlos López, catedrático de Tecnologías y Sistemas de Información en la Universidad de Castilla-La Mancha, con Internet de las cosas se obtiene información clave sobre el uso y el rendimiento de los dispositivos para detectar patrones, hacer recomendaciones, mejorar la eficiencia y crear mejores experiencias para los usuarios. Desde objetos domésticos comunes a aparatos médicos o prendas inteligentes. Mediante una conexión máquina a máquina se conectan entre ellos sin intervención del ser humano.
Cada vez son más numerosos los dispositivos conectados: relojes, pulseras, bombillas, termostatos, persianas, aspiradores... Para el 2025 se espera que haya unos 41.600 millones de dispositivos conectados, en el hogar, en la empresa y en entornos más amplios como las ciudades. Y todo ello, según Juan Carlos López, vendrá de la mano del 5G y de la llamada computación en el borde. Una de las principales aplicaciones será, sin duda el vehículo autónomo, que tendrá que procesar la información in situ y en tiempo real.