¡Rusia! ¡Rusia! Te veo desde este prodigio que es mi maravillosa lejanía. Te veo pobre, dispersa, y sin embargo acogedora. (31/07/10)
"¡Rusia! ¡Rusia! Te veo desde este prodigio que es mi maravillosa lejanía. Te veo pobre, dispersa, y sin embargo acogedora. No regocijan ni asustan a la mirada los atrevidos portentos de tu Naturaleza, coronados por los atrevidos prodigios de arte, las ciudades con su altos palacios de infinitas ventanas que se alzan sobre enormes rocas, los pintorescos árboles y las yedras que trepan por las casas entre el estruendo de las cascadas, cubiertas de un eterno polvo de agua. No deslumbra la luz al atravesar los oscuros arcos, tendidos uno sobre otro, cubiertos por los sarmientos e incontables millones de rosas silvestres. No brillan a lo lejos las eternas líneas de las montañas resplandecientes que se elevan hacia el diáfano cielo de plata. En ti todo es abierto, solitario y llano. Como pequeños puntos, emergen en tus llanuras chatas ciudades. Nada encontramos que seduzca y cautive la vista. Y a pesar de ello, ¿qué fuerza inefable y misteriosa nos atrae hacia ti? ¿Por qué resuena incansablemente en mis oídos tu triste canción, que se extiende de mar a mar a lo largo y ancho de tus dominios? ¿Qué hay en esa canción que clama, solloza, y oprime el corazón? ¿Qué sonidos son esos que acarician dolorosamente, tratando de penetrar en mi alma y enroscarse en mi corazón? ¡Oh, Rusia! ¿Qué quieres de mí? ¿Qué lazo inescrutable me une a ti? ¿Por qué me contemplas así y por qué todo cuanto hay en ti vuelve hacia mí su mirada llena de esperanza? Enmudezco ante tus infinitos espacios, que me envuelven amenazadoramente y con enorme fuerza encuentran reflejo en lo más hondo de mi alma. Con un poder sobrenatural hacen luz en mis ojos ¡Oh, qué lejanía tan esplendente y prodigiosa, que en ningún otro lugar conoce la tierra! ¡Rusia! ¡Amada Rusia!" (Nikolái Gógol: Almas muertas - 1842) (31/07/10)
