A la brecha una vez más, amados amigos, o levantemos una muralla con nuestros muertos ingleses. Nada es más propio del hombre en tiempos de paz que la tranquilidad y la humildad modesta (01/08/10)
"A la brecha una vez más, amados amigos, o levantemos una muralla con nuestros muertos ingleses. Nada es más propio del hombre en tiempos de paz que la tranquilidad y la humildad modesta. Pero cuando la tempestad de la guerra sopla en nuestros oídos hay que imitar la acción del tigre. Tensad los músculos, conjurad vuestra sangre, disimulad el noble carácter con una máscara de furia y de rasgos crueles. Prestad a vuestros ojos una terrible mirada, que vigilen a través de las troneras de la cabeza como cañones de bronce. Que las cejas los dominen tan tremendamente como una roca minada domina y aplasta su corroída base socavada por el océano salvaje y devastador. Enseñad los dientes y dilatad las aletas de la nariz. Contened vuestro aliento y elevad vuestro espíritu a mayor altura. Adelante, nobles ingleses, que habéis heredado la sangre de padres curtidos en la guerra, padres que lucharon en estos parajes desde la mañana hasta el crepúsculo y no envainaron sus espadas hasta que les faltó una causa. Sed ahora modelos para hombres de sangre menos noble y enseñadles cómo hay que batirse. Os veo como lebreles en las casillas, estremecidos de cólera en el instante de ser desatados. Atentos a la salida. La partida está a punto. Seguid vuestro ánimo y con esta consigna gritad: ¡Dios con Enrique! ¡Por Inglaterra y San Jorge!" (W. Shakespeare: Enrique V, Acto III - Escena primera) (01/08/10)