Los jóvenes son los grandes olvidados de esta pandemia. No son un grupo social de riesgo ni desde el punto de vista sanitario, ni social. Sufren en silencio las consecuencias de esta crisis sanitaria.
A menudo se les señala como los reponsables del aumento de contagios y se les atribuye conductas de riesgo que no siempre correponden a la realidad. Los expertos creen que la imposibilidad de sociabilizar y la incertidumbre sobre su formación profesional y su entrada en el mercado laboral pasará factura a su salud mental.
La pandemia es también una prueba de fuego para las relaciones entre padres e hijos. Hay roces y problemas pero también gran empatía de los jóvenes preoucpados por el trabajo de sus padres o la salud de sus abuelos. Los niveles de ansiedad han subido de forma alarmenta entre los adolescentes.