Los presidentes de las dos principales economías del mundo, Estados Unidos y China, han mantenido su primera conversación -vía telefónica- desde el relevo al frente de la Casa Blanca.
En lo que se supone que es una reorientación de la política norteamericana hacia el gigante asiático, ha quedado claro que son las formalidades diplomáticas las que sobre todo han vuelto y que no hay cambios sustanciales en ciertas cuestiones de fondo. Con el transcurso de los días, Biden irá perfilando su estrategia en los diferentes frentes abiertos, toda vez que ya ha establecido, por ejemplo, un grupo de trabajo específico para China dentro del Departamento de Defensa.
Biden y Xi, por lo que ha trascendido de la conversación, han mantenido un tono nacionalista, poniendo en primer lugar los intereses de sus respectivos países. Y si el mandatario norteamericano ha advertido al chino contra excesos autoritarios, este le ha aconsejado prudencia al tratar asuntos internos y le ha asegurado que una confrontación entre ambas potencias sería un desastre para el mundo.
