Biblioteca Pública - Leila Guerriero reflexiona en "Zona de obras" sobre los motivos de la escritura y reivindica la calidad literaria del periodismo narrativo
(Entrevista de Manuel Sollo). Ir, volver, contar. Así puede resumirse la actividad clásica del periodismo. Pero en la vida de todo reportero llega un momento en que también asaltan preguntas: por qué escribe, para qué escribe, cómo escribe. Le ocurrió a Leila Guerriero (Junín, 1967), una de las más prestigiosas periodistas en español. Sus respuestas están en "Zona de obras" (Círculo de tiza), el volumen que recoge veintinueve artículos y conferencias en torno a las entrañas de un oficio que es una forma de mirar, donde la ficción no tiene cabida y se reconoce lo imposible de la objetividad. A la vez, se ha de ser honesto hasta desaparecer y comprometer la creatividad hasta hacer arte de la escritura. Todo eso, y más, es el periodismo narrativo, la crónica, el reportaje de largo aliento, que de tantas formas se denomina, y al que la autora ha dedicado más de 25 años desde que en el 92 llegó sin experiencia a la revista bonaerense Página/30. Fruto de este trabajo son sus cinco libros y sus colaboraciones en los principales medios escritos de América Latina y España, además de su labor como editora. En este diálogo nos lo cuenta Guerriero, para quien "el periodismo, hablándonos de otros, nos habla, todo el tiempo, de nosotros mismos".