Biblioteca Pública - Leonardo Padura acentúa en "La transparencia del tiempo" el desencanto de su detective Mario Conde, entre el devenir de Cuba y la historia
(Entrevista de Manuel Sollo). Si en la novela negra hablamos de Mario Conde, sólo podemos referirnos al expolicía creado por Leonardo Padura. El autor cubano vuelve lo sitúa de nuevo en una Habana de mil perfiles en "La transparencia del tiempo" (Tusquets). Es la novena entrega de un personaje que nació hace casi tres décadas. A punto de cumplir los 60 años, este detective honesto, bebedor y fumador se siente abrumado por el paso del tiempo y agudiza su mirada nostálgica y desencantada con el devenir del régimen comunista de Cuba. En estas páginas observa con preocupación cómo se ahondan las desigualdades económicas del país. Pese a todo, su mensaje final es alentador, al menos en aquel 2014 en que se desarrolla esta obra. Pero este relato es también una reflexión histórica sobre la relación del hombre con el pasado. La trama parte del encargo que recibe Conde de un amigo de instituto para que encuentre la milagrosa Virgen de Regla, una estatuilla negra que le ha desaparecido. El autor narra en capítulos alternos a los del presente la peripecia histórica de la imagen en tres momentos históricos españoles: La Guerra Civil del 36, el conflicto con Cataluña entre 1462 y 1472, y un suceso ocurrido en 1291, durante la Edad Media catalana, vinculado a los orígenes de la Corona de Aragón. En la novela subyacen cuestiones como el tráfico de obras de artes en la isla, la amistad, la homosexualidad o la santería. Aquí nos lo cuenta el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015.