Biblioteca Pública - Luis Landero indaga en sus orígenes, su imaginación y su escritura en El huerto de Emerson, una poética de la creación
(Entrevista de Manuel Sollo). Memoria e imaginación. Infancia y sabiduría. Escritura y lectura. Luis Landero pasea por su pasado y amalgama los orígenes y razones de su vida y obra en El huerto de Emerson (Tusquets). Con el filósofo norteamericano, reivindica que todos somos únicos y originales, y reclama que cultivemos esa parcela heredada para ser nosotros mismos. A partir de aquí, en diversas capas, nos desvela sus personalidades como lector, guitarrista flamenco, profesor y escritor. Relata sus vivencias en la Extremadura rural de los años 50, con voces a la luz de la lumbre y donde las mujeres eran el sostén familiar; rememora el Madrid de su niñez y juventud, tiempos oscuros que iluminará la llegada de la democracia. Landero, que se dice un hombre sin oficio, aconseja rescatar la capacidad de asombro, lentitud, soledad y concentración para crear, y alza una poética que proclama: “Si he de escribir filosofando, que nunca la razón cante más alto que el corazón”. Ante las inseguridades, eleva una plegaria al señor de la gramática y la invención, al que implora cuidar los detalles, el ritmo y el lenguaje oral, sin olvidar ser compasivo y misericordioso, al modo cervantino.
