994.- Biblioteca Pública - Mónica Ojeda conjura el mal y la violencia en Chamanes eléctricos en la fiesta del sol con la música, el baile y la poesía
(Entrevista de Manuel Sollo). La fiesta como símbolo de resistencia frente a los embates violentos de una sociedad en descomposición. Dos chicas huyen de un Guayaquil asolado por bandas de narcotraficantes. Acuden al Festival Ruido Solar, que se celebra a los pies de un volcán de los Andes, junto a miles de artistas, chamanes y miles de jóvenes. Es el año 5540 del calendario andino. Este es el escenario de la novela de la escritora ecuatoriana Mónica Ojeda, Chamanes eléctricos en la fiesta del sol (Random House). Impregna su historia de música experimental, de bailes liberadores y lisérgicos, de drogas y ritos y saberes ancestrales, en una comunidad protectora, acechada también por brutales fuerzas geológicas. Sin futuro, los afectos protegen a sus protagonistas tanto como los debilita el miedo, la vulnerabilidad, el abandono familiar y estatal. Noa, la protagonista, busca a un padre que no quiere serlo. El mal solo se conjura con la música, la poesía y el baile.