El mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, será juzgado por el delito de robo agravado de documentos. Junto a él, se sentará en el banquillo un informático de la Secretaría de Estado, Claudio Sciarpelletti, por un presunto delito de colaboración. El Vaticano, sin embargo, ha querido restar importancia al papel del informático asegurando que solo estuvo una noche en prisión preventiva y que el juez decide llevarle a juicio por algunas incoherencias en sus manifestaciones. Con la llegada del juicio, el Vaticano expresa la voluntadd de transparencia que tiene la Santa Sede así como el respeto por el papel de la magistratura vaticana, y su autonomía. Lo expresa el portavoz del Vaticano, Padre Federico Lombardi.
Al enviar a juicio a Gabriele y Sciarpelleti, el juez manifiesta que se efectúa una conclusión parcial del caso. Tras destaparse el escándalo de las filtraciones, han llegado a la magistratura múltiples informes que conforman una "realidad amplia y compleja¿ sobre la que se seguirá investigando; es decir, Vatileaks sigue abierto.
Paolo Gabriele continúa en arresto domiciliario. Antes, estuvo 50 días en la cárcel a modo preventivo. Parece que el mayordomo del Papa actuó por un retorcido concepto de lealtad, no por traición ni por motivos económicos. Se le han efectuado dos pericias psiquiátricas que han descartado su enajenación. Por eso será juzgado. Posiblemente en octubre. Se arriesga a una pena de entre 1 y 6 años de cárcel.