Catedrática de Farmacología, directora del Departamento de Fisiología y Farmacología de la Universidad de Cantabria e investigadora, María Amor Hurlé describe un triste panorama actual de la investigación en España, pero lo que es peor, se confiesa pesimista respecto al futuro. Considera que la precaria situación de la investigación no mejorará, por intereses partidistas.
“Soy francamente pesimista, porque creo que la investigación no da frutos en el corto plazo, y los gobiernos solo piensan en general en el corto plazo. Entonces, realizar una inversión importante, que probablemente genere réditos a los siguientes, que probablemente no sean los de mi partido, no tengo claro que exista esa generosidad. El hecho de que la investigación básica no genere productividad a coro plazo, la convierte en muy poco deseable. Muchas veces pienso que si muchos de los investigadores básicos que trabajamos en este país cerráramos el laboratorio, no se podría nadie muy nervioso”, lamenta la doctora Hurlé.
Valora con un evidente tono de amargura cómo la importante inversión que se realiza en formar a científicos, paradójicamente, acaba beneficiando a otros países. “La precariedad laboral en la investigación es un gravísimo problema. Personas que hemos formado, enormemente cualificadas, les hemos proporcionado estudios universitarios, luego estudios doctorales, hemos subvencionado estancias postdoctorales fuera de España con un montón de dinero, y esas personas al final acaban en laboratorios extranjeros. Esos laboratorios se benefician de toda la inversión que hemos realizado. Y los que retornan a España, se ven sometidos a una precariedad que no es admisible”.