Los líderes de los dos principales partidos se han pronunciado, después de la constitución de los ayuntamientos en Castilla y León. Mañueco y Tudanca arriman el ascua a su sardina, reseñando los lugares en que han obtenido representación. También se parecen en el ánimo de propinar un aguijonazo a su rival político. Empezamos con el presidente de la Junta de Castilla y León. Alfonso Fernández Mañueco ha tenido palabras protocolarias para todos los regidores que, en la jornada de ayer, tomaron posesión del cargo. Tras la felicitación, genérica, Fernández Mañueco pasó a un registro más casero. Consideró que el cambio de signo en las alcaldías supone un punto de inflexión que se verá refrendado, en julio, con el cambio de partido dominante también en Moncloa. El PP domina, entre las grandes ciudades castellanoleonesas, Salamanca, Segovia, Burgos y Valladolid. Ayer asistió, en esta última, a la investidura de Jesús Julio Carnero, y la puso de modelo. Mañueco ha sido el primer mandatario en probar la suma de Partido Popular y Vox. Dice que nada malo ha pasado. Al revés. Y que es exportable a otras Comunidades Autónomas. La fórmula, tras los comicios municipales, ha sido, de hecho, ampliamente repetida: la formación de Abascal tiene presencia en 966 consistorios y gobernará en 140 ayuntamientos. Destacan los acuerdos en seis capitales de provincia, Valladolid y Burgos, entre ellas. Entre ayuntamientos y Comunidades, más de ocho millones de españoles tienen gobiernos municipales o autonómicos con presencia de Vox. Fernández Mañueco y García Gallardo se remiten al resultado de las urnas y Tudanca califica sus pactos de infames. El también autonómico del Partido Socialista valoró de forma positiva conservar dos alcaldías -en Palencia y Soria- y también algunos gobiernos de poblaciones pequeñas: puso de ejemplo Villaquilambre, en León, asegurando que el PP es capaz de cualquier cosa para hacerse con el poder.
Figuras de un lado y otro, desde Óscar Puente -en Valladolid- a Cristina Ayala -en Burgos-, han comentado que un pacto PP-Vox entra en lo previsible, igual que el Partido Socialista lo suscribió con Podemos. Lo que puede resultar sorprendente, a juicio, al menos, de algunos espectadores políticos, cercanos a los acuerdos a que nos vamos a referir, es que Vox haya apoyado al Partido Socialista.
Renombrado ha sido el refrendo, en Barcelona, del PP a Callboni, para evitar una formación de gobierno independentista. Incluso el líder de Vox le ha ofrecido no votos pero sí apoyo. En Castilla y León tenemos ejemplos también.
En el pleno constituyente del municipio zamorano de Moreruela de Tábara, Vox ha dado la alcaldía a la candidata socialista en detrimento del PP, que fue el partido más votado aunque con el mismo número de concejales. Esto, en Zamora. Y en León, en el municipio de Gradefes, VOX también ha apoyado al PSOE. Socialistas y populares habían empatado, como en el caso anterior, aunque aquí los primeros sí habían sido los más votados. Al final, el edil de VOX, David Sanchez, levantó la mano a favor del socialista Leónides Bayón. Dos muestras de que a veces pesan más las relaciones personales que los dictados políticos.