La tragedia migratoria que se vive en el Mediterráneo tiene pinta de que va a acompañarnos mucho tiempo, y es verdad que corremos el riesgo de acostumbrarnos.
Una crisis humana que en 2018 ha dado un paso más. Primero, por las 2.282 personas, que según la Organización Internacional de las Migraciones, han muerto este año intentando cruzar sus aguas. Son muchas, sí, aunque son 900 menos que las que se conocieron en 2017. Segundo, por el cambio de paradigma que ha vivido Europa desde que Italia decidió dejar de ofrecer puertos a los barcos de las Organizaciones no Gubernamentales. Y tercero, porque la gestión de la migración probablemente ha contribuido a estirar las costuras de una Unión Europea.
Hoy, nuestra compañera Sara Alonso está a bordo del Astral de la organización Proactiva que navega para llevar suministros al barco Open Arms, que acaba de rescatar a 300 personas. Sara estuvo justo hace un año embarcada en ese barco, y también estuvo subida en el Aquarius. Antes de iniciar un nuevo periplo por el Mar nuestro, nos dejaba este reportaje sobre lo que ha sido este drama migratorio en el año 2018.