Cien días después del paso de la dana, los valencianos continúan lidiando con las consecuencias de la riada. En las calles, el rastro del barro persiste en bajos y garajes, donde las labores de limpieza siguen en marcha. La Generalitat ha anunciado un plan intensivo de baldeo para los municipios más afectados.
Sin embargo, la mayor dificultad se vive en el interior de los hogares. Más de 4.600 ascensores siguen fuera de servicio, lo que obliga a miles de personas con movilidad reducida a una reclusión forzosa, como el caso de Andrés, un vecino de Aldaia que vive en un séptimo piso.
Los alcaldes de la zona más afectada piden una reunión con el Consorcio de Seguros, ya que muchas infraestructuras aún están siendo peritadas. Además, más de 5.000 alumnos se desplazan a otros centros educativos mientras se habilitan barracones prefabricados, y otros cientos continúan con clases online.
