Era el primer día de clase y Laura estaba un poco asustada, por eso apretaba las manos de mamá y papá.
En su mochila estaba Chuches y eso la tranquilizaba.
Chuches era el conejo de peluche de la niña y su mejor amigo.
Cuando Laura entró en clase, vio a sus compañeros y su corazón se aceleró. Lucía su profe atenta a los ojos de la niña, la propuso que presentara a sus compañeros a ese amigo tan especial.
LAURA: Chuches es mi mejor amigo, tiene tantos años como yo, 5, y sus orejas están siempre atentas a risas, a secretos, a historias que hacen viajar a lugares donde no hay prisas, pero si risas.
Es achuchable y dulce como su nombre.
A la hora del patio todos decidieron jugar al pilla, pilla dejando a Chuches en el banco verde.
Al sonido del timbre al ir a buscar al conejo, éste había desaparecido.
Laura se entristeció y su profesora propuso ir por parejas al rescate de Chuches por las clases.
- Toc, toc. ¿Habéis visto a Chuches?
Es achuchable y dulce, el mejor amigo de nuestra amiga Laura.
- No, pero estaremos atentos….
Y así clase por clase recorrieron el centro sin éxito.
Entonces a Óscar se le ocurrió hacer carteles con dibujos y frases bonitas para colgar por todo el colegio.
Cansada de buscar , Laura se sentó en el banco y vió en él un cartel que decía.
“Banco de las cosas olvidadas”
- ¿Olvidadas? Pero si yo no me he olvidado, sería imposible... y preguntó a su profe.
¿Dónde se guardan las cosas olvidadas?
- En la caja de la entrada.
Y allí fueron todos juntos al rescate del ahora amigo de todos, que les esperaba con sus atentas orejas para ser achuchado por sus nuevos amigos.