Ana Justel era una niña a la que le gustaba estudiar y resolver problemas, de hecho siempre le ponía ejercicios para hacer a su hermana pequeña. Se le daban bien los estudios y casi estudia derecho pero al final se decantó por la ciencia. Y no le ha ido nada mal. Actualmente es una científica que ha logrado ser catedrática de estadística en la Universidad Autónoma de Madrid tras muchos años de trabajo. Es una mujer apasionada de la ciencia y muy curiosa. Por eso y por su valía como científica, hace unos 20 años fue por primera vez a la Antártida con una expedición. Allí tuvo que arreglárselas entre tantos hombres para, como ellos, vivir con lo mínimo indispensable siguiendo unos protocolos muy estrictos para que el paso del hombre deje la menor huella posible en ese ecosistema tan virgen. No se pueden quedar residuos de ningún tipo y todo está muy controlado. Al principio Ana se sorprendió con el primer iceberg y con los animales que habitan la Antártida o el fuerte viento que sopla a menudo y les obliga a quedarse en las tiendas. Lleva 8 expediciones y cada una de ellas es una aventura que une al equipo como si fuera una familia pero ahora ya sabe con lo que se va a encontrar. Al principio, Ana iba de ‘pinche científica’, si se puede decir así, pero con su experiencia y conocimientos ahora es codirectora del proyecto Microairpolar y ya están preparando la siguiente expedición. Entre otras muchas cosas, ella recoge muestras de aire, algo que parece complicado pero que explica muy bien. Está muy ilusionada porque están construyendo un globo aerostático para obtener las muestras que necesitan y hacer sus investigaciones. Todo un reto que esta entusiasta inquieta de ojos vivarachos y sonrisa fácil afronta con muchas expectativas pero siendo consciente de que una vez allí, en función del clima y de muchas otras variables impredecibles a día de hoy, habrá que reorientar.
Ana Justel es mujer y reivindica que las niñas también tengan su lugar en la ciencia. Por eso le gusta divulgar sus proyectos de investigación y demostrar con su ejemplo que la ciencia está al alcance de cualquier persona que disfrute con ella y se lo proponga.