Santiago Cirugeda siempre ha jugado con tornillos, reciclando y recuperando materiales para reutilizarlos de nuevo. Es pionero en la autoconstrucción y ha hecho posible que muchos colectivos con pocos recursos hayan podido contar con columpios, centros vecinales o colegios con salas polivalentes para sus alumnos. Se reducen costes pero también es fuente de integración social a muchos niveles porque en el proceso participan familiares, amigos, los propios beneficiado y colectivos, a menudo denostados, como menores no acompañados que están en centros de acogida o asociaciones de salud mental que se sienten útiles y aprenden a pintar o a lo que Santiago y su equipo vea oportuno para ellos.
Santiago y su equipo trabajan desde Recetas Urbanas y son profesionales que invierten mucho tiempo y dinero en la seguridad de todos los que pasan por sus obras. En su caso, el tiempo no es un factor determinante, el proceso es lo que da sentido a esta arquitectura social que ha demostrado que sí se pueden lograr muchos sueños de diferentes colectivos para equipamientos sociales en lugares dónde de otra forma no sería viable. Porque Santiago recupera materiales de calidad de todo el país que no se utilizan o simplemente acumulan polvo en alguna nave de ayuntamientos que los han desechado y no porque estén mal. Se desperdicia mucho material y Santiago Cirugeda sabe buscar y encontrar para que allí dónde sí que hace falta dé servicio y se reutilice.
En nuestro país no existe una regulación clara sobre autoconstrucción, en otros países están más avanzados pero Santiago Cirugeda hace más de 20 años que, tornillo tras tornillo, hace camino al andar.