Paqui Maqueda y su familia llevan desde inicios de los 2000 luchando por recomponer su historia familiar cuando un día su madre le dijo que buscara a su abuelo. Ahí empezó Paqui a hurgar en la historia familiar, a buscar en los archivos y a tirar del hilo hasta que reconstruir la memoria de sus antepasados. Un abuelo y dos tíos perdieron la vida en manos franquistas.
La lucha por saber y conocer qué pasó pero también porque se haga justicia con los represaliados buscando sus cuerpos, dándoles una sepultura digna o limpiando las calles de símbolos franquistas ha unido a muchos movimientos memorialistas. Paqui que deslumbra que esos ojos azules que también tienen su madre y su hermana, preside la asociación Nuestra Memoria y lleva años en esta carrera de fondo por la dignidad de los represaliados y sus familias. Pero fue la noche que exhumaron los restos del general golpista Queipo de Llano, su mujer y del auditor de guerra Francisco Bohórquez de la basílica de la Macarena en Sevilla cuando sus palabras han recorrido medio mundo. Era de madrugada , estaba sola pero representando a miles de personas como ellas cuando los familiares de Queipo aplaudían la salida de los restos del general franquista. En ese momento, Paqui se alzó y empezó a gritar los nombres de sus familiares asesinados por orden de Queipo de Llano y con sus palabras puso en valor la realidad del momento histórico que estaba viviendo. Porque era una reivindicación antigua y de muchos años del movimiento memorialista. Y la nocturnidad y la alevosía con la que la familia Queipo intentó pasar de puntillas en lo que es momento histórico para muchas familias, se convirtió en un triunfo del movimiento republicano para cerrar muchas heridas.
Paqui cerró esa madrugada una herida familiar. Queda mucho por hacer todavía pero poco a poco se van viendo los frutos de tantos años de lucha constante y pacífica para que todos los republicanos asesinados puedan ser honrados.