El equipo docente de las universidades públicas españolas está integrado por funcionarios y personal laboral contratado. Todos tienen en común una larga carrera de investigación. De media, hasta obtener una plaza estable pasan entre 15 y 20 años tras presentar la tesis.
En la mayoría de los casos, tanto los predoctorales como los doctores consiguen contratos temporales, tras los que no tienen derecho a prestación por desempleo. De esta forma, están abocados a periodos en paro en los que deben continuar con su investigación, pese a no tener respaldo ecónomico.
Las convocatorias son cada vez más exigentes debido a la escasez de vacantes y a la alta cualificación y formación de los profesionales. Ante la precariedad laboral, la opción para muchos es salir fuera de España para conseguir los méritos necesarios.
Hablamos con varios investigadores en diferentes puntos de su carrera: Nuria González, Sara Torres, Marta Gallardo, Ana Aldaz y Baltasar Fernández. Y conocemos la situación laboral del colectivo con José Manuel Pérez, de la Coordinadora de la Marea Roja; David Quinto, presidente de la Federación de Jóvenes Investigadores; e Isabel de la Cruz, portavoz del Profesorado Asociado de la Universidad de Valencia.