María Fernández Oujo, Cipriana Oujo Mamneiro y Josefa Parada, las heroínas de Sálvora, tres mujeres de la isla gallega, que no dudaron en arriesgar sus vidas y echarse un mar embravecido para rescatar a los pasajeros del naufragio del llamado Titanic gallego, tres mujeres en una barca y una cuarta mujer que ayudó desde tierra, otras Diosa llamada Cipriana Crujeiras.
Es el 30 de diciembre de 1920, el buque Santa Isabel zarpó del puerto de Bilbao, llevando consigo, no solo pasajeros, sino sueños y esperanzas rumbo a Cádiz habría que hacer una última parada antes de llegar a América pretendían enlazar con el trasatlántico Reina Victoria, Eugenia, cuyo destino final era la ciudad de Buenos Aires. El buque Santa Isabel, con su carga humana y material hizo escala en A Coruña para recoger más pasajeros y más mercancías y luego navegó hasta Vilagarcía. Pero el mar, ese mar que da y quita tenía otros planes cuando llegó la madrugada del uno al 2 de enero al llegar el buque a Fisterra se había desatado una tormenta de furia desmedida la visibilidad se esfuma bajo un manto de una tempestad que rugía como una bestia indomable. El buque quedó a merced de los elementos buscaron refugio en la ría de Arousa, pero el oleaje era implacable. A la 1:30 de la madrugada del 2 de enero, el Santa Isabel chocó contra las rocas, se abrió una herida mortal en el casco del buque. El agua impetuosa entró por todas partes. El destino fue muy cruel con los pasajeros