Alfonsina no era una más. En su piel se imprimía la rudeza de una Italia de finales del siglo XIX, de campos secos y senderos polvorientos que moldeaban su espíritu como el hierro forjado por el martillo. Nació un 16 de marzo de 1891 la localidad de Castelfranco Emilia en Italia. la mujer que cabalgó entre los hombres sobre dos ruedas.
Era la segunda de diez hijos, una prole que apenas conocía de letras, pero mucho de trabajar la tierra. Su padre, Carlo Morini, y su madre, Virginia Marchesini, eran gente sencilla, de manos ásperas y sueños silenciosos. Como tantas otras niñas, Alfonsina vivía en la sombra de los días, pero en su corazón latía algo más que los límites impuestos por su género y su tiempo. Un día, el destino le ofreció un regalo bajo la apariencia de una bicicleta vieja y deshecha, propiedad de su padre. Esa máquina, que en otras manos hubiera terminado en el desguace, en las suyas se convirtió en una extensión de su cuerpo, en el artefacto de su libertad.