Francisco Brines, fallecido en mayo de 2021, pertenece a la segunda generación de posguerra, de la que también formaron parte poetas como Ángel Valente, Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma o Ángel González.
Su obra es corta, ocho libros en sus casi noventa años, pero es intensa y profundamente intimista. Influido por Juan Ramón Jiménez y Luis Cernuda, el eje central de toda su creación es la reflexión por el paso del tiempo y la aproximación a la muerte, pero salva esa angustia a través del goce de la vida y de los sentidos. Brines es un poeta elegíaco que, sin embargo, amó profundamente la vida. Su lamento por la fugacidad del mundo, se mezcla en sus poemas con la exaltación vital y erótica.
Nacido en Oliva, Valencia, en el año 1932, Brines era hijo de hacendados, exportadores de naranjas. Sin embargo, a pesar de la tradición agricultora, él tuvo siempre la comprensión de su familia, sobre todo de su madre, para elegir el camino que quiso. Allí en Oliva, en las afueras, se encuentra la casa familiar de Elca; una hacienda que se convertirá en el paraíso de su infancia y que será una referencia habitual de su obra.
Estudió primero Derecho, pero comprobó que no era lo suyo, y después cambió a Filosofía y Letras. Más adelante, pasó dos años en las universidades inglesas de Oxford y Cambridge como lecture de español. Y a su vuelta se estableció en Madrid, aunque visitando a menudo su dorado retiro de Elca.
Su primer libro, Las brasas, ganó el premio Adonáis en 1959 y se publicó al año siguiente. Vinieron luego títulos como Palabras a la
oscuridad, Insistencias en Luzbel, El otoño de las rosas o La última costa, entre otros. A pesar de su corta obra, obtuvo casi los premios más importantes de poesía: el Nacional de Literatura, el de La Crítica, el Nacional de Las Letras, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Y en 2020 el Cervantes, que no pudo recoger por problemas de salud y que los reyes le entregaron en su casa de Elca pocos días antes de morir.
En esa casa familiar próxima a Oliva se creó en 2019 la Fundación Brines que alberga la gran biblioteca, con muchas primeras ediciones y numerosas obras de arte que coleccionaba, y que cada año convoca unos premios de poesía en valenciano y castellano.
El documental, con la firma de Modesta Cruz, penetra en la naturaleza íntima de la obra de Francisco Brines gracias a la participación de los poetas y amigos suyos Alejandro Duque Amusco y Javier Lostalé, y del también poeta José Luis Gómez Toré, experto en su obra. El espacio se completa con los testimonios del propio Brines extraídos del Archivo de RTVE, que lee sus poemas más simbólicos.