Cuando el humanismo dominaba el pensamiento europeo y los avances en la navegación y en la cartografía, desarrollados desde el siglo XV, preludiaban el dominio de los mares y la ampliación del mundo conocido, la expedición Magallanes-Elcano, viajando siempre hacia el sol poniente, logró dar la primera vuelta a la Tierra. El más extenso viaje de descubrimiento que jamás existió, había logrado demostrar su redondez y tomar conciencia de sus auténticas dimensiones. Los límites de la Edad Media se estaban rompiendo y el non terrae plus ultra se había superado.
En pleno proceso de construcción de las monarquías nacionales, España y Portugal pugnaban por el dominio de los mares y por el control del comercio de las valiosas especias. Por ello, Carlos I respaldará a Magallanes en su propuesta de alcanzar la Especiería por el oeste y así evitar la ruta oriental bajo control portugués. Magallanes se hace a la mar en Sanlúcar de Barrameda, el 10 de agosto de 1519, con cinco naves y 265 hombres. Sin embargo, su origen portugués hace que el rey nombre a un noble castellano, Juan de Cartagena, para compartir el mando. Magallanes sabía de los conocimientos que indicaban que la costa del subcontinente austral americano se recortaba hacia el oeste, lo que alentaba la posibilidad de descubrir el paso hacia el Mar del Sur en esas latitudes. Tras tocar la costa brasileña, descendieron hasta el Río de la Plata donde suponían encontrar el ansiado paso. Al no ser así, la expedición tuvo que seguir rumbo sur adentrándose en territorio ignoto. Al riesgo por lo desconocido, al hambre y al frío, se sumó el motín de los castellanos liderado por Juan de Cartagena. Magallanes lo atajó con dureza; ejecutó a uno de los cabecillas y dejó en tierra al propio Juan de Cartagena. Explorando la costa llegan a la Patagonia hasta que se aventuran por un canal que a la postre se convertirá en el estrecho de Magallanes. Tras una navegación peligrosa e incierta entre islas y canales, alcanzan el Mar del Sur en noviembre de 1520. Habían perdido una nave de reconocimiento y otra había desertado. Bautizan el nuevo mar como Pacífico porque no encontraron ninguna tempestad. Según la investigación actual, esto fue así gracias a unas condiciones climatológicas únicas por la concatenación de dos fenómenos del Niño seguidos, lo que hizo posible la consecución de la odisea.
La enorme extensión del desconocido Pacífico pone a la expedición en unas condiciones extremas. Navegan casi cuatro meses sin tocar tierra hasta que llegan a una isla al sur de Las Marianas, la isla de Los Ladrones, donde son atacados y robados. Continúan viaje y alcanzan las islas de San Lorenzo (actuales Filipinas). Aquí Magallanes favorece el acuerdo con los nativos con el propósito de incorporar este territorio a la corona hispana, pero siguen camino en busca de las valiosas especias recorriendo las islas del sureste asiático donde sufren ataques de diferentes tribus. En uno de ellos, en la isla de Mactán, Magallanes morirá el 27 de abril de 1521. Tras algunas disputas entre los capitanes, Juan Sebastián Elcano quedará como jefe de la expedición que había quedado reducida a dos embarcaciones. Finalmente consiguen llegar a la región de las preciadas especias, las Islas Molucas. Llenan los barcos del valioso cargamento pero al hacerse a la mar la nave capitana, La Trinidad, hace aguas y tiene que regresar al puerto de Tadore para ser reparada. Elcano continúa viaje hacia el oeste por la ruta de los portugueses. Obligado a navegar lejos de la costa para evitar ser detenidos, consiguen doblar el Cabo de Buena Esperanza tras nueve semanas de intentos. Acuciados por el hambre y las enfermedades, Elcano se ve obligado a parar en Cabo Verde bajo dominio portugués. Son descubiertos y tienen que huir dejando a dieciocho hombres en tierra. La nao Victoria, con el palo mayor quebrado y haciendo aguas, entró en la bahía de Sanlúcar el 6 de septiembre de 1522, treinta y siete meses después de su partida, con dieciocho famélicos tripulantes.
El cargamento de especias sirvió para financiar el coste de la expedición pero la aventura había pasado a la historia. Una empresa española había dado la primera vuelta al mundo, el más grande de los mares, el Océano Pacífico, había sido descubierto y la corona hispana ampliaba su imperio con la incorporación de las Islas Filipinas. Elcano será colmado de honores por el ya emperador Carlos, concediéndole un escudo con el lema tu primus cicumdedisti me: tú fuiste el primero en darme la vuelta.
La expedición es reconstruida por Julia Murga, con los testimonios de José María Blanco, capitán de navío, y Enrique Martínez Ruiz, catedrático de Historia Moderna de la UCM, coautor y coordinador respectivamente de ‘Desvelando horizontes. La circunnavegación de Magallanes y Elcano’; Clotilde Jacquelard, profesora de La Sorbona y autora de ‘De Sevilla a Manila, los españoles en el Mar de China’; y el historiador Sergio Martínez, autor de ‘Las páginas del mar’. Además, los textos originales de Antonio de Pigafetta, cronista oficial de la expedición y uno de los supervivientes que logró regresar a Sanlúcar, nos permiten revivir la aventura.
Histórico de emisiones:
11/02/2017