La serie comienza con la constitución de los primeros partidos comunistas en España, al inicio de la década de 1920, bajo la influencia de la Revolución bolchevique rusa de 1917.
Un inicio que surge como escisión del movimiento socialista; primero prenderá en el seno de la Juventudes Socialistas al que se sumarán veteranos militantes partidarios de su incorporación a la Internacional Comunista. Juntos fundarán el PCE en 1921.
Pero el joven partido tardó tiempo en arraigar en la sociedad española, tendrá que esperar hasta las vísperas de la Guerra Civil cuando contribuye decididamente a la creación del Frente Popular.
La esperanza y el miedo que a su paso desató la ideología comunista fijaron, ya en estos primeros años, sus principales rasgos reales o imaginarios.
A pesar de su relativamente escasa fuerza real, los grupos conservadores lo señalarán como el gran enemigo en unión de la masonería y el judaísmo.
Por su parte, sus seguidores definirán las características esenciales de su cultura política: espíritu revolucionario, solidaridad entre camaradas, un mesianismo basado en el profundo convencimiento de su elevada misión y una inquebrantable adhesión a los postulados y directrices trazados por el partido.