Hombre, paisaje y pasión, eran las condiciones que Delibes consideraba necesarias para crear una novela. Su vida, como si de una novela se tratase, tenía al hombre formado por toda la materia acrisolada de sus personajes que vivían con él; su querido campo castellano conformaba el paisaje; y, finalmente, contenía la pasión compartida por la caza y la literatura.
Cuando se cumple el centenario del nacimiento de Miguel Delibes, Documentos RNE recupera el programa que le dedicó en 2001 que incluye una entrevista original con el escritor, donde valora su etapa final y su última gran novela, El hereje, después de que hubiera dado por acabada su carrera literaria tras recibir el Premio Cervantes en 1993. Pasados diez años de su muerte, su voz cobra renovada fuerza, complementada con el testimonio de sus hijos, Elisa y Germán, que aportan la visión íntima de su padre.
El programa también cuenta con la aportación del periodista y escritor César Alonso de los Ríos, fallecido en mayo de 2018, autor de Conversaciones con Delibes, escrito tras largas charlas con él, que nos introduce en su territorio literario. También su biógrafo, Ramón García Domínguez, describe los personajes de Delibes y su vinculación personal con ellos.
Miguel Delibes recuerda su afición al dibujo desde niño y sus primeras caricaturas, y cómo se presentó con ellas al gerente de El Norte de Castilla, donde logró entrar en 1940. También cuenta cómo surge su amor por la lengua y la génesis de su trabajo literario. Igualmente nos habla de su padre; un hombre serio profesor de Derecho Mercantil que orientó sus estudios, pero, sobre todo, le infundió el amor al campo y a la naturaleza.
Delibes será el cronista del campo castellano, de sus costumbres y tranquilos ritmos. Ahí aparecen con fuerza sus personajes; retratos de vidas periféricas y crepusculares enfrentadas al desarraigo ante un mundo cambiante y hostil. Delibes, con un marcado pesimismo, no exento de ironía y preocupación social, es el notario de un mundo que desaparece. Su literatura posee un doble sentido, estético y moral, y un tono autobiográfico a través de la identificación con sus personajes; ellos latían en su interior y, a la vez, existían como parte de él.
El escritor repasa su obra desde su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, de 1947, Premio Nadal. Analiza sus grandes hitos como, El camino, de 1950, obra que el autor reconoce como su primera auténtica novela. Sus libros cinegéticos como, Diario de un cazador, de 1955, por el que obtiene su primer Premio Nacional de Narrativa, también logrado por El hereje, en 1998. Las ratas, escrita cuando la censura franquista le obliga a abandonar El Norte de Castilla por emprender una campaña contra el abandono del campo. Títulos como La hoja roja, Cinco horas con Mario o Señora de rojo sobre fondo gris, obra dedicada a su esposa Ángeles, que falleció unos meses antes de ingresar en la Real Academia Española, y que le dejó sumido en una profunda tristeza. También comenta sus adaptaciones al cine, entre las que destaca Los santos inocentes realizada por Mario Camus en 1983.