En los lejanos Urales, muy apartados de sus palacios de Moscú o San Petersburgo, los Romanov verían su final el 17 de julio de 1918 en Ekaterimburgo después de meses de incierto cautiverio. El zar Nicolás II, la zarina Alejandra y sus hijos Olga, Tatiana, María, Anastasia y Alexei, junto a cuatro miembros de su servicio personal, fueron asesinados por órdenes directas del gobierno bolchevique de Moscú.
Documentos RNE en 'Los Romanov, un magnicidio a cámara lenta', con guión de Luis Miguel Úbeda, recrea el asesinato de la familia imperial rusa en Ekaterimburgo a manos de sus guardianes bolcheviques. El programa sigue los pasos de la familia real rusa desde su abdicación el 3 de marzo de 1917, su detención y confinamiento sucesivo en San Petersburgo, Tobolsk y Ekaterimburgo. Esos momentos han sido recreados a partir de la correspondencia cruzada de los Romanov, las notas de sus diarios y los testimonios de los que los conocieron en aquellas circunstancias.
El Gobierno bolchevique solo asumirá públicamente el fusilamiento del zar, lo cual desatará las especulaciones sobre el destino del resto de la familia.
Sus huesos se recuperaron en 1991 y hoy los Romanov descansan en la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo junto a sus criados. Los restos de María y Alexei, hallados posteriormente en una segunda fosa del bosque cercano a la Casa Ipatiev donde se produjo el magnicidio, esperan aún un pronunciamiento de la Iglesia ortodoxa rusa para ser inhumados en el mismo sepulcro que sus familiares.
El contexto político de las revoluciones rusas de 1917, la de febrero y octubre, está glosado por especialistas e historiadores, comoMira Milósevich, investigadora principal del Instituto Elcano, autora de 'Breve historia de la revolución rusa'; José María Faraldo, profesor de Historia Contemporánea y autor de 'La revolución rusa: historia y memoria'; Felipe Aguado, autor de 'La utopía de los soviets en la Revolución Rusa'; Juan Casamayor, editor de 'Romanov... Crónica de un final'; Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea, autor de 'La rebelión de los siervos'; y Francisco Veiga, historiador, autor de 'Entre dos octubres... Revoluciones y contrarrevoluciones en Rusia (1905-1917)'.
De las dinastías reinantes de los cuatro imperios que se hundieron al final de la Primera Guerra Mundial, ninguna sufrió un destino tan aciago como los Romanov, vinculados para siempre a un mundo anclado en una extrema desigualdad y un despotismo estructural, imposibles de reformar. Su asesinato parece inaugurar un ciclo de crímenes, arbitrariedades e injusticias a gran escala, en el que el valor de la vida humana dejó de contar.