En la mañana del 1 de noviembre de 1755, mientras Portugal y España celebraban oficios por la festividad de Todos los Santos, un devastador terremoto sembró de muerte y destrucción media Península Ibérica y parte de Marruecos. Con una magnitud en la escala de Richter estimada entre 8,5 y 9, el seísmo tuvo su epicentro en el fondo oceánico y generó un maremoto que barrió toda la fachada atlántica de Lisboa a Cádiz. Unas veinticinco mil personas perdieron la vida. Los daños materiales también fueron incalculables: el temblor destruyó infinidad de viviendas y grandes edificios de carácter civil y religioso como la catedral de Coria, que se vino abajo durante la misa mayor. La peor parada –y por ello dio su nombre al suceso– fue la capital portuguesa, que quedó devastada por el terremoto, el tsunami y el incendio posterior. En las costas onubenses y gaditanas más de mil personas perecieron ahogadas por la subida de las aguas.
Esta catástrofe, inédita en la historia documentada de Europa, tuvo un gran impacto en muchos ámbitos, desde el puramente arquitectónico –la reconstrucción de Lisboa es el más claro ejemplo– hasta el religioso. Mientras la mayor parte de la jerarquía eclesiástica interpretó el desastre como un castigo divino por la falta de rectitud de los fieles, desde la racionalidad y el empirismo asociados al Siglo de las Luces se buscó una forma científica de explicar lo ocurrido. Así, el terremoto de Lisboa propició el desarrollo de la sismología con el concienzudo estudio de sus efectos que promovieron tanto el rey español Fernando VI como el marqués de Pombal, primer ministro de José I de Portugal. También abrió un importante debate filosófico y pensadores ilustrados como Voltaire terminaron sumidos en una visión pesimista de la existencia.
El documental de Álvaro Soto, 'El terremoto de Lisboa: tinieblas en el Siglo de las Luces', realiza una detallada reconstrucción de los hechos con la ayuda de José Manuel Martínez Solares, jefe del área de Geofísica del Instituto Geográfico Nacional; Carlos Sousa Oliveira, profesor de la Universidad Técnica de Lisboa; Beatriz Blasco, catedrática de Historia del Arte de la Universidad Complutense; Magda Pinheiro, catedrática del Instituto Universitario de Lisboa; y María del Carmen Sanabria, profesora de la UNED experta en la catedral de Coria. El programa retrata también el impacto de esta tragedia en el pensamiento occidental de la mano del doctor en Filosofía Ricardo Hurtado y analiza la recurrencia de este tipo de fenómenos con las voces de Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional, y José Antonio Aparicio, presidente del Instituto Español para la Reducción de los Desastres.