Los hielos árticos conforman el paisaje más desolado e inhóspito del planeta, pero al mismo tiempo atraen poderosamente a científicos y aventureros desde hace siglos. El Polo Norte, esta vasta región de mar congelado ha sido escenario de gestas y dramas en la época heroica de la exploración polar. Cientos de barcos y miles de navegantes se perdieron en el empeño de abrir nuevas rutas para conquistar el inasible punto atravesado por el eje de rotación terrestre.
La expedición del británico John Franklin, engullida por el hielo en su intento de descubrir el paso del Noroeste, impulsó decenas de misiones de rescate, que acabaron tornando en una carrera por plantar la bandera respectiva en el Polo Norte. Se atacó la banquisa por diversas rutas, pero fue cuando el noruego Fridtjof Nansen ideó un buque, el Fram, capaz de superar el invierno ártico sin ser aplastado por el hielo marino, cuando empezaron a mejorar las posibilidades de éxito. La prensa jugó un destacado papel, tanto emocionando al público como en calidad de patrocinadora de exploradores, aunque la ética no siempre primó sobre los intereses comerciales. Fue el caso de los estadounidenses Robert Peary y Frederick Cook, que nunca llegaron al polo pese a proclamar haberlo conseguido en 1909 y 1908 respectivamente; sus falsas gestas fueron defendidas y difundidas por los periódicos que las financiaron.
Los primeros humanos que sobrevolaron sin sombra de duda el punto de latitud 90º norte fueron los tripulantes del dirigible Norge, en una travesía ideada por el noruego Roald Amundsen y pilotada por el italiano Umberto Nobile en 1926. Hubo que esperar hasta 1948 para que el explorador soviético Aleksandr Kuznetsov lo pisara físicamente.
En las últimas décadas el interés científico ha aumentado de forma proporcional a la pérdida de hielo como consecuencia del cambio climático. La aceleración del proceso es muy preocupante; pronto tendremos veranos con el océano Glacial Ártico completamente líquido, un escenario que agravará la perturbación de las corrientes marinas y la fauna subacuática, así como el calentamiento global. Paradójicamente, el drama ambiental beneficiará a potencias como Rusia y China por la apertura de nuevas rutas de navegación.
El documental de Álvaro Soto Polo Norte, la llamada del extremo recorre la apasionante historia de su exploración con la ayuda del catedrático de geografía de la Universidad Autónoma de Madrid Eduardo Martínez de Pisón, el físico y explorador Javier Cacho y el divulgador Javier Peláez. Además, pone el foco sobre la única expedición española que ha alcanzado el polo boreal desde Siberia, organizada por el programa de Televisión Española Al filo de lo imposible en 1999 en colaboración con el Grupo Militar de Alta Montaña. La recuerdan el creador y director del espacio, Sebastián Álvaro, y el líder de aquel histórico desafío, el teniente general Curro Gan. Intervienen también en el documental dos científicas del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC: la delegada del comité Internacional de Ciencias del Ártico Carolina Gabarró y la ecóloga microbiana Vanessa Balagué.