Riaño es un nombre que representa las profundas heridas que provoca la disputa por el agua. El proyecto de la presa leonesa de Riaño data de la época de Alfonso XIII, se empezó a construir en la de Franco y se culminó en la de Felipe González. Tres momentos, tres Españas muy distintas que explican el conflicto que se produjo cuando se terminó la obra.
Las poblaciones de la llanura leonesa arrastraban una histórica demanda de agua, hacer más productivas sus tierras. Pero en los años ochenta se desarrolló una conciencia medioambiental que se oponía a la destrucción de la riqueza natural del valle de Riaño. Asimismo, la economía agrícola de la zona se encontraba en plena transformación, con nuevas condiciones de explotación que matizaban la demanda de agua.
Sin embargo, tanto el gobierno central como el autonómico, ambos de mayoría socialista, estaban dispuestos a culminar el proyecto apoyados por los regantes. Los intereses contrapuestos condujeron a la confrontación con el movimiento ecologista y, sobre todo, con los vecinos de Riaño y de los otros ocho pueblos afectados dispuestos a defender su entorno y su forma de vida.
La fase final de la obra del embalse empezó en octubre de 1986. Es entonces cuando comienzan los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. En diciembre se derribaron las primeras casas y en julio de 1987 se completó el desalojo y destrucción de todos los pueblos afectados por el pantano. Un aspecto, el de la destrucción de los edificios (incluida la torre de la iglesia de Riaño, que fue dinamitada), inédito al menos en la provincia de León.
El documental, Riaño, las heridas del agua, con la firma de Luis Zaragoza, reconstruye los tensos sucesos vividos en Riaño a través de los sonidos directos y de los testimonios de sus protagonistas, gracias a la colaboración de los autores del documental Mi valle y de la docuserie Hundidos de La8 León. También se analizan aspectos fundamentales como los problemas derivados de las expropiaciones, los traslados, las demandas judiciales o los intereses hidroeléctricos, que complicaron más la solución de un conflicto que desagarró a la sociedad leonesa.
Pasadas varias décadas, algunos de los antiguos vecinos, junto a otros nuevos, se han terminado acomodando en el nuevo Riaño, construido en una cota superior. Una población que convive con el omnipresente embalse y que ya no vive de la agricultura y la ganadería, como antes, sino sobre todo de un turismo al que, paradójicamente, contribuye el propio pantano.
Para realizar este programa hemos entrevistado a Demetrio Madrid, primer presidente de la Junta de Castilla y León; a Ramiro Pinto, escritor que luchó contra el embalse desde el movimiento ecologista; a Antonio González Matorra, natural de Riaño y presidente de la Asociación Cultural Montaña de Vadimia; y al antropólogo José Manuel Diez, autor de un trabajo sobre la historia y la memoria del embalse. Además, contamos con testimonios como los del escritor Julio Llamazares, la pintora Carmen Sopeña, el actor Imanol Arias, o el histórico líder sindical agrario leonés Matías Llorente.