Santiago Ramón y Cajal, el mejor científico español de todos los tiempos y una de las figuras más relevantes de la Historia de la Ciencia, es sin duda reconocido por ganar el Premio Nobel, pero también se preocupó de que la ciencia española tuviese un sitio importante en el mundo cuando puso en marcha la Junta para Ampliación de Estudios. El Cajal como gestor educativo logró muchas cosas, aunque a veces este punto es más olvidado.
Humanista, docente, fotógrafo o pintor son otras facetas destacadas del padre de la neurociencia. Su legado, compuesto de todas estas perspectivas, sigue en gran parte encerrado, durante más de tres décadas, esperando a tener un museo a la altura de una de las mentes más brillantes de la humanidad. Mientras ese lugar llega, el Museo de Ciencias Naturales otorga un hueco al obrero de laboratorio.
En este reportaje en forma de rap, Álvaro Bravo habla con Laura López-Mascaraque, neurocientífica del Instituto Cajal; Juan Andrés de Carlos, neurocientífico y responsable del Legado Cajal; y José Ramón Alonso, neurocientífico y catedrático de Biología celular. Estos dos últimos son también autores del libro 'Cajal. Un grito por la Ciencia'. Además, cuenta con testimonios únicos de grabaciones de los años treinta al científico español, reflexiones de Enriqueta 'Ketty' Lewy, secretaria personal en los últimos años de vida de Cajal, o las vivencias de Teófilo Hernando, el médico personal de Cajal hasta el momento de su muerte el 17 de octubre de 1934.