En el siglo XVII Escocia e Inglaterra vivirían uno de los períodos más convulsos y beligerantes de su historia. Hablamos de un conflicto armado que en los últimos tiempos se ha dado a conocer como la "Guerra de los Tres Reinos", donde la religión tuvo un papel principal, prácticamente podría tildarse como crucial en el devenir de las Islas Británicas que, por una u otra circunstancia, ha llegado hasta nuestros días. No se ha terminado de resolver de una forma clara, pese a que ya han pasado casi 400 años, la repartición de los reinos no es la misma, y la democracia ha sustituido el orden político.
Pero esa guerra no es de la que vamos a hablar en el programa de hoy. Vamos a avanzar apenas unos años, hasta 1689, cuando comenzaron, a raíz de estos conflictos que hemos comentado, las “Guerras jacobitas”. Es cierto que desde principios de siglo las relaciones entre los vecinos ingleses y escoceses se habían suavizado, gracias a la adhesión a la corona inglesa de los Estuardo, una familia que había reinado en Escocia durante 300 años. Pero en 1688, el Parlamento británico ofreció la corona a Guillermo de Orange, desposeyendo del reino a Jacobo II -católico- tras huir a Francia.
De esa forma, el protestantismo estaría asegurado en parte al ejército que había desplegado Guillermo. Por contraposición, John Graham de Claverhouse, soldado y noble escocés, fiel a la causa jacobita, organizó un ejército en las tierras altas para devolver el trono a su rey.